El Gobierno ingresó a esta semana con tres frentes de definiciones cruciales para el futuro del proyecto libertario.
Debía exhibir capacidad de control en las calles después de las violentas escenas de la última protesta frente al Congreso; tenía que mostrar avances en el acuerdo con el FMI ante la turbulencia de los mercados; y estaba forzado a dar señales respecto de cómo entendía su relación con Pro frente a los primeros aprontes electorales..